Recientemente, cuatro compañeros de trabajo nos propusimos contribuir a una causa benéfica de gran calado social y humano, que implica un sacrifico y un compromiso elevado.

   A nivel personal, poder compartirlo con la gente más cercana te hace sentir un orgullo sincero, el mismo que imaginas que ellos sienten al saberse implicados en este reto.

   No pedimos dinero para divertirnos un fin de semana, pedimos una contribución para mejorar un poquito la vida de los que heredarán el mundo que ahora estamos disfrutando nosotros.

    Una pequeña historia puede ayudar a entender por qué pedimos esta pequeña contribución.

  Unos días atrás, escuchando la radio, escuché una cuña publicitaria que llegaba muy adentro…..

    Hablaba de un reto que a primera vista parece una barbaridad, hacer 100km a pie!!!  100km, seguidos, en equipo y con una finalidad que no deja indiferente.

     Oyes que Intermon Oxfam está detrás de esto y enseguida te vienen a la mente imágenes, noticias, titulares de prensa, etc.  Buscas información y encuentras una magnífica estructura, la implicación de muchísima gente, entidades y empresas, y lo más sorprendente, miles de personas que también quieren poner a prueba su resistencia física, mental y sobre todo, el compromiso con las causas más humanas. Que siempre has mirado de pasada, pero esta vez quieres implicarte, no seguir mirando a otro lado.

   Lo comentas con los compañeros del trabajo y ves como muestran su sorpresa primero y un interés creciente mientras les vas explicando el proyecto.

   Sin apenas valorar las dificultades, te encuentras que la inscripción es un hecho. Sientes la adrenalina corriendo por el cuerpo, un brillo en las miradas de tus compañeros y en la pantalla del ordenador, recibes un correo que dice que estáis inscritos en esta cita tan y tan especial.

   Ahora, a parte de pensar de dónde sacar el tiempo para preparar tu cuerpo y tu mente ante un reto tan exigente, todavía hay otro reto a superar, el financiamiento que os permita llegar a la línea de salida.

    Has decidido poner el esfuerzo diario, la dedicación extra, el sufrimiento que sabes que va ligado a esto y pides una pequeña colaboración económica para poder que vas en un equipo grande, muy grande.

   Este es el primer reto a superar y no dudas que, aunque queda poco tiempo, tendrás un soporte encomiable.

  Te vas a dormir pensando en todos los detalles que quedan por preparar, sabiendo que has de conseguir estirar el tiempo para no abandonar el compromiso diario con el trabajo, con la familia, etc. Y con una ligera sonrisa, seguro de que el esfuerzo vale la pena, con la sensación de felicidad que te hace sentir vivo y que lo puedes compartir…